viernes, 20 de julio de 2018

Prevención de rubeola congénita

Las vacunas son la mejor manera para prevenir la morbilidad y mortalidad relacionadas con enfermedades infecciosas prevenibles por vacunación. El calendario de vacunaciones se inicia en la infancia destacando la función de orientación y educación para la salud de las enfermeras de pediatría. Las enfermeras ocupan un papel clave en la supervisión del estado de vacunaciones del niño y también del adulto. 
A continuación se presenta un caso clínico de una mujer que acude a la consulta de su enfermera de Atención Primaria de Salud, debido a que desea ser madre y precisa una dosis de recuerdo de la vacuna de la rubeola, en este caso viene derivada de la Consulta de Reproducción Asistida del hospital de referencia. 
La rubeola es una infección generalmente leve cuando aparece en la infancia pero puede tener consecuencias temibles para el feto cuando se padece en los primeros meses del embarazo. En el control rutinario del embarazo se  solicitan los anticuerpos para comprobar la situación inmunitaria de la madre. Se determinan las inmunoglobulinas G(IgG) e inmunoglobulinas M(IgM)  pues no existe primoinfección sin IgM específicas. Cuando la  infección rubeólica aparece durante los 4 primeros meses del embarazo puede proponerse un diagnóstico prenatal de infección congénita.




La Organización Mundial de la Salud ( OMS) ha establecido que tanto  el sarampión como la rubeola, cumplen con los requisitos para que ambas enfermedades puedan ser eliminadas gracias a la vacunación. Recordemos que el virus de la rubeola es un potente teratógeno humano. Debido a que la vacuna triple vírica está preparada con virus vivos está contraindicada en el embarazo pero si una mujer desea quedarse embarazada y no está inmunizada, habría que vacunarla siguiendo una serie de precauciones. Aunque antes se recomendaba esperar 3 meses, en las recomendaciones actuales la mujer debe esperar al menos 1 mes para quedarse embarazada. La administración de alguna dosis durante la gestación por error o por ignorar que la mujer está embarazada no constituye una razón para interrumpir la gestación.
Autora: Lorena Nieto Álvarez. Enfermera. Centro de Salud Arturo Eyries. Valladolid (España)






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