Las embarazadas nos exponen infinidad de preguntas sobre la alimentación, entre ellas sobre el consumo del pescado. Al igual que para la población general, con el fin de evitar el Anisakis (parásito que puede encontrarse en el pescado, calamar, pulpo o sepia) se recomienda la congelación previa al consumo durante 5 días. Pero hoy vamos a compartir una actualización de la literatura científica (dic 2018) sobre el consumo de pescado y la suplementación de omega 3 durante el embarazo.
El pescado es un alimento saludable con bajo contenido en grasas saturadas y alto contenido en proteínas. Es la principal fuente de dos ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga ( PUFA n-3 u omega-3): ácido eicosapentaenoico(EPA) y ácido docosahexaenoico (DHA).
La ingesta de omega-3 en la embarazada es necesaria para el desarrollo visual y cognitivo óptimo de la descendencia. Sin embargo, el consumo de pescado también expone a las mujeres al metilmercurio y a otras sustancias contaminantes. El cerebro fetal es el tejido más sensible a los daños producidos por mercurio, es por esto que debe de evitarse el consumo de pescado con niveles moderados de mercurio como el Pez Espada, Tiburón, Lucio o el Atún Rojo en embarazadas, mujeres lactantes y niños de corta edad.
Aconsejamos a las mujeres una ingesta de al menos 200 a 300 mg/ día de DHA que provenga fundamentalmente de pescado, esto equivaldría entre 2 a 3 raciones de pescado azul a la semana salmón, sardinas... Para las mujeres embarazadas que no pueden consumir pescado, se sugieren otras fuentes como suplementos DHA sintetizados por algas, alimentos fortificados con DHA, leche, nueces, almendras, huevos...
Aunque los resultados de los estudios son dispares, se ha sugerido la administración de suplementos de aceites marinos omega 3 durante la gestación para prevenir la prematuridad, la eclampsia y para incrementar el peso al nacer. Otras posibles ventajas son el mayor desarrollo cerebral, menor riesgo de parálisis cerebral y de depresión puerperal.
Aconsejamos a las mujeres una ingesta de al menos 200 a 300 mg/ día de DHA que provenga fundamentalmente de pescado, esto equivaldría entre 2 a 3 raciones de pescado azul a la semana salmón, sardinas... Para las mujeres embarazadas que no pueden consumir pescado, se sugieren otras fuentes como suplementos DHA sintetizados por algas, alimentos fortificados con DHA, leche, nueces, almendras, huevos...
Aunque los resultados de los estudios son dispares, se ha sugerido la administración de suplementos de aceites marinos omega 3 durante la gestación para prevenir la prematuridad, la eclampsia y para incrementar el peso al nacer. Otras posibles ventajas son el mayor desarrollo cerebral, menor riesgo de parálisis cerebral y de depresión puerperal.
Fuente principal: UpToDate. Emily Oken ( sede Web). Fish consumption and docosahexaenoic acid (DHA) supplementation in pregnancy. 81 citas, revisión dic 2018.
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